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Parece recurrente, pero aprovechar la fecha de nacimiento del literato, antropólogo y educador José María Arguedas, siempre se convierte en una gran oportunidad para reflexionar sobre la importancia de su obra, la cual aborda temas muy sensibles al señalar diversos problemas de la sociedad peruana y de cómo estos parecieran seguir más vigentes que nunca a pesar del tiempo transcurrido.
Por ejemplo, a pesar de que el Perú es un país de todas las sangres, Arguedas dejó evidenciado que en el Perú existe un sistema de dominación cultural, donde la cultura occidental subordina nuestras culturas andino amazónicas. Esta realidad no debe obviarse y debería ser un tema importante en la agenda del sistema educativo peruano para generar cambios.
Obras de José María Arguedas
En sus obras, Arguedas logró algo trascendente, captar la realidad del país y hacerla notar en su trabajo literario, haciendo que esta realidad, negada o desconocida por muchos, sea visibilizada.
De esta manera, complejas culturas y diversas sociedades del Perú en el siglo XX, eran mostradas por medio de obras literarias donde el mundo andino era vinculado al mundo occidental a pesar de los constantes cambios sociales y económicos de un país milenariamente agrario pero que demostraba contemplación e indiferencia al trato semifeudal.
Para comprender la obra literaria de José María Arguedas debemos recordar que elaboró una gran variedad de obras de ficción, ensayos y artículos. Pero algo en común en este legado, es que su obra muestran a un país dividido en dos: la región andina y población quechua, y por otra parte la ciudad con raíces europeas.
Entre las obras de José María Arguedas que te permiten conocer sus ideales, recomendamos:
- – Agua (1935)
- – Yawar fiesta (1941)
- – Los ríos profundos (1958)
- – El Sexto (1961)
- – Todas las sangres (1964)
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Resumen de la vida de José María Arguedas
José María Arguedas nació un 18 de enero de 1911 en Andahuaylas, zona andina caracterizada por la pobreza, hecho que le permitió vincularse con la realidad de la sociedad andina y que le permitiría trasladar sus experiencias en varias obras literarias.
Se formó académicamente cursando estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima. Al establecerse en la capital del Perú, ingresó a la Facultad de Letras de la UNMSM donde estudió literatura.
Arguedas fue hijo de un abogado, quedó huérfano de madre a los tres años. Su madrastra, una hacendada, que le hizo vivir en primera persona, las desigualdades y contrastes de la vida del indígena y del gamonal, al maltratarlo y dejarlo en la cocina con los llamados indios, mientras su padre salía de viaje por largos periodos.
Su experiencia de vida lo trasladó a su obra literaria
Estas experiencias las trasladó a su universo literario, llevando a muchas de las personas que conoció como el cornetero Pantacha del cuento Agua. Víctor Pusa de Los ríos profundos.
Felipe Maywa de El Zorro de arriba y el zorro de abajo, cabe destacar que su obra se nutrió de las experiencias de campesinos, músicos, artesanos, artistas indígenas que provenían de poblaciones de la sierra y la selva.
En 1963 es nombrado catedrático de la facultad de Letras de la UNMSM y también director de la Casa de la Cultura del Perú, cargo al que renuncia al año siguiente, como gesto de solidaridad para con el presidente de la Comisión Nacional de Cultura.
En el año 1964 publicó su obra más ambiciosa: Todas las sangres, novela de gran consistencia narrativa, en la que el escritor quiere mostrarnos toda la variedad de tipos humanos que conforman el Perú. Para 1965 Arguedas es nombrado director del Museo Nacional de Historia. Al divorciarse de su primera esposa, se casa con Sybila Arredondo, quien lo acompañó hasta el final de su vida.
Legado de José María Arguedas
El reconocido antropólogo peruano, Rodrigo Montoya, nos explica que Arguedas (quien fu su maestro en la UNMSM) dejó dos grandes cauces que deben ser de pleno desarrollo en la visión antropológica, “El socialismo no puede ser incompatible con el mundo mágico de los indígenas en general (Todo tiene vida, todo tiene espíritu), su punto de vista refuerza la idea de que lo tradicional y lo moderno se dan de manera conjunta, coexisten, los pueblos son modernos y al mismo tiempo tradicionales y viceversa. Esto fue fruto del incansable trabajo de campo en Puquio y de las lecturas básicas que formaron su posición política”.
Lo segundo, “Él plantea una solidaridad efectiva con los pueblos andinos, siempre que había algún tipo de abuso en contra de los pueblos indígenas, los representaba alzando su voz de protesta y reivindicando la hermosura de la sierra mediante su literatura”, detalla el estudioso de la obra de Arguedas.
De esta forma, Rodrigo Montoya manifiesta que estas fueron las bases para que se construya otra forma de ver la antropología, y por ende una nueva visión de la Identidad Nacional.
Impacto en La antropología y la literatura
“No fue valorado en su momento, quien sabe por qué, dejó de enseñar en San Marcos sin que se le reconociera como docente a tiempo completo; se fue a enseñar quechua a la Universidad Agraria, donde no había su especialidad”. Y recalca,“me limito a señalar la contradicción tan grave de cómo un antropólogo tan ilustre como Arguedas, graduado de Doctor no podía enseñar en San Marcos a tiempo completo, y tuvo que irse a la Universidad Agraria, dejando por completo sus clases en San Marcos”.
Con algo de nostalgia y agradecimiento, el Profesor Montoya le da un valor agregado a la enseñanza de Arguedas, “Los alumnos que pasamos por sus manos, aprendimos a tener un espíritu antropológico de solidaridad y de profundo compromiso con la cultura quechua”.
Con una narrativa impactante y una investigación antropológica constante, sería mezquino señalar que Arguedas sólo destacó en una de estas dos disciplinas. El propio Rodrigo Montoya nos explica que, “José María Arguedas fue una persona que combinó la antropología y la literatura todo el tiempo.
En Los Ríos Profundos, construye a Ernesto a su imagen y semejanza, como un hombre andino en su totalidad, mágico, que habla a través de la naturaleza con su padre, insertando la antropología como entendimiento de esta ideología quechua”.
“Los que conocemos su vida afirmamos que la antropología y la literatura coexisten en el mundo arguediano, no se oponen, muy por el contrario, una sirve a la otra y la enriquece”, destacó Montoya.
Su influencia en la educación
La incansable labor de Arguedas nunca se detuvo, su pasión por la enseñanza y sus nuevas didácticas hizo que su trabajo sea reconocido por sus amigos. “Él hizo un hallazgo maravilloso en la educación, propuso que el curso de lengua y castellano sea un curso de vida, no un manual de presentación de obras, sino una presentación de la literatura andina.
En Sicuani, pidió a los estudiantes de primaria que recolectaran las leyendas e historias de sus pueblos.
Esa compilación demostró una riquísima literatura, en una época donde el Cusco tenía arte y teatro en quechua. Esta experiencia, se la hizo llegar a su amigo el ministro de educación Cueto Fernandini, es allí donde lo trae nuevamente a Lima para implementar la experiencia pedagógica de Arguedas”.
“Aquí, entre la obra revolucionaria de educación, y la burocracia agobiante del ministerio, Arguedas empieza a pensar, es donde se da cuenta que la clave era ser antropólogo”, nos cuenta amablemente el estudioso.
Sobre su aporte en la interculturalidad, el Dr. Montoya, evocando una afirmación rotunda del Ministerio de Educación, explica el correcto uso de la palabra interculturalidad desde la cosmovisión arguediana, “Arguedas coloca a la diversidad que existe en el país como una riqueza, es por ello que se le puede denominar pluricultural o multicultural; sin embargo, el primer error es confundir interculturalidad con diversidad cultural”.
Y continúa, “La diversidad cultural, consiste en mostrar la heterogeneidad cultural que hay en el país, la cantidad de culturas y subculturas, mientras que la interculturalidad significa que es lo que está entre una cultura y otra. Es un término que supone dos culturas y una relación entre los elementos en común que ambas poseen”.
La interculturalidad en el Perú
Asimismo, Montoya señala su perspectiva en este tema, “yo distingo dos maneras de ver la interculturalidad. La interculturalidad de hecho, existente entre las culturas ubicadas en pueblos y zonas de frontera, donde hay tres culturas con sus respectivas lenguas y costumbres, donde los pobladores se mueven con absoluta libertad entre ellas; por ejemplo, en el lago Titicaca hay personas que hablan castellano, aimara y quechua indistintamente”.
“Este conocimiento les permite valorar y respetar cada una de estas culturas. Y la interculturalidad deseada, que es aquella que ha sido propuesta por la Educación, en sus distintos niveles, a través de los lineamientos en las currículas”.
Ante ello reflexiona que “nuestro país no es un país intercultural, la interculturalidad es un buen deseo, donde exista dialogo, igualdad, respeto y tolerancia… ¿Dónde se encuentra eso?
“Nos choleamos todos los días, nos discriminamos todos los días, nos dividimos en peruanos de tercera, cuarta y última categoría”, resalta el estudioso de José María Arguedas.
El desafío es razonar sobre los supuestos teóricos y reconocer que hay una contradicción profunda en la propia sociedad. ¿Cuántas empleadas domésticas están obligadas a comer en la cocina, por qué no pueden sentarse a la mesa como todos los demás? Arguedas era un devoto del respeto entre las culturas, él decía que todos éramos iguales, y nos daba visos de un socialismo que exprese la igualdad y respeto de todos”.
Estas declaraciones del profesor Rodrigo Montoya podrá ampliarlas en el siguiente video de nuestro archivo:
Cómo murió José María Arguedas
Debido a padecer de depresión, José María Arguedas decidió un 28 de noviembre de 1969, tras renunciar a la Universidad Agraria, dispararse en la cabeza. Luego de agonizar por cinco días, falleció el 2 de diciembre de 1969 a los 58 años de edad.