Al momento de seleccionar a un nuevo personal, las instituciones o empresas basaban su búsqueda en los conocimientos académicos obtenidos por el postulante a lo largo de su formación universitaria, así como en los diplomados o especializaciones que aparecen en el currículum vitae; sin embargo, esta práctica ha cambiado.
Hoy en día, los empleadores requieren más que eso, ellos buscan identificar en la entrevista de trabajo, las habilidades blandas que el postulante posee; quiere decir, una serie de aptitudes y destrezas relacionadas con las relaciones sociales y la personalidad.
El empleador debe reconocer en la entrevista, tu capacidad para negociar y resolver problemas, tu adaptación al cambio, si trabajas en equipo, si optimizas el tiempo, si toleras el trabajo bajo presión y respetas las opiniones ajenas, porque estas habilidades son las más requeridas .
Por tal, debes trabajar en tu formación integral, realizando actividades artísticas, deportivas y comunicativas; además, debes desarrollarte en el campo de la investigación, disciplina que te permitirá generar conocimientos, innovar y aportar a la sociedad.
Si dos personas postulan al mismo puesto y tienen los mismos conocimientos obtenidos en la universidad, la diferencia se dará en las habilidades blandas que poseen; estas, son un sello o una marca personal que da el valor agregado que los diferenciará.
En tanto, para cargos de responsabilidad y/o directivos, la habilidad que debe primar es el liderazgo. Para este tipo de puestos, uno tiene que tener iniciativa, capacidad de asumir retos y sobre todo compromisos con seguridad y responsabilidad.
El hecho de manejar una imagen impecable, saber comunicarse asertivamente, hablar en público (para capacitar, exponer en charlas o conferencias), saber llevar reuniones de negocios o acuerdos y tener un excelente trato con el personal, son habilidades muy apreciadas en el mundo profesional actual.
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