Nini es el término con el que se denomina a aquellas personas que ni estudian ni trabajan. ¿Las causas? Son diversas y el problema se presenta en diversas partes del mundo. Pero ¿qué se puede hacer para evitar caer en esta fase no productiva?

Un aproximado de 400 mil jóvenes acabarán secundaria tanto en colegios públicos como privados, iniciando una etapa crucial donde tendrán que resolver preguntas como ¿qué carrera estudiar?, ¿dónde?, ¿empezar a trabajar?, ¿prepararse en una academia preuniversitaria?. La obvia inexperiencia del estudiante, así como la falta de asesoría o apoyo de los padres o tutores puede generar malas decisiones y con ello ver mermado el entusiasmo o los anhelos para el futuro.

Según reportes del Ministerio de Educación y el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace), un 70% de estudiantes aún no sabe qué estudiar y aproximadamente solo un 30% de jóvenes ingresa a educación superior al terminar secundaria.

En este contexto muchos jóvenes se convierten en Ninis (ni estudian ni trabajan), por varias razones, como la desinformación, los bajos recursos, la indecisión, la mala elección de carreras y el abandono de la misma, entre otros.

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (Iedep) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) informó que hasta el 2017, en el Perú se ja registrado 1,4 millones de jóvenes entre los 15 y 29 años de edad que no estudian ni trabajan (Ninis).

Según el Iedep, este grupo representa el 19,2% de la población juvenil del Perú. A este problema se debe agregar, en paralelo, las dificultades y deserción que hay en el rubro educativo.

El Iedep de la CCL resaltó que el 78,3% de Ninis identificados son inactivos plenos; es decir, jóvenes desvinculados, desmotivados, desocupados y sin deseos de trabajar. De los cuales solo el 17,5% buscó un empleo y no lo encontró (desempleo abierto), mientras que el 3,5% restante, a pesar de tener deseos de trabajar, no realizó una búsqueda activa debido a la falta de motivación, oportunidades o porque el mercado impone ciertos requisitos que ellos no pueden cumplir (desempleo oculto).

Ante esta situación, se recomienda que los padres de familia orienten a sus hijos, en especial cuando están en la fase final de la educación secundaria:

Los padres deben impulsar y animar a los jóvenes a estudiar y al mismo tiempo incentivar el crecimiento profesional de sus hijos.

Los jóvenes deben recibir orientación adecuada para evaluar, priorizar y elegir una carrera de manera reflexiva. No es buena idea interferir.

Es importante que los jóvenes respondan a preguntas como: ¿me gusta?, ¿puedo? (tengo habilidades), ¿qué espero? (expectativas, campo de desempeño).

Identificar preferencias y aptitudes, mediante test de orientación vocacional para descubrir sus competencias.

Es necesario buscar información de profesiones. No es correcto solo idealizar, sino también investigar, por ejemplo, los cursos, el campo laboral, hablar con egresados, y más.

El factor económico puede frenar los estudios proyectados, sin embargo, hay universidades públicas de prestigio que brindan amplias opciones educativas, concediendo además créditos y becas de estudio. También hay instituciones que ayudan a los estudiantes como Pronabec, Fundación Pachacutec, Forge Perú y otras.

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